Resaca Ideológica

Alexander Rodríguez
Estudiante de la Escuela de Filosofía

Ha llegado la hora de regresar a las aulas, una sensación, mezcla de tristeza y añoranza, parece ser la media en el estudiantado; tristeza ante el fin del periodo vacacional y añoranza de la vida universitaria, manjar que le hace agua la boca a ucevistas y no ucevistas.

Una pequeña mancha parece correrse en el “uniforme” de los universitarios, la expectativa generada ante la aprobación de una nueva legislación de carácter orgánico en el ámbito educativo. A ciencia cierta no se podría señalar lo que va a ocurrir, con suerte y un poco de gracia se hallaría un oráculo en la fuente de Plaza Venezuela, recientemente “restaurada” o mejor dicho derribada cual aquel concepto de “autonomía” que para el momento de su promulgación se justificaba. No son los años setenta la sombra de lo que es la situación de la nación y tristemente los estudiantes menos. Era necesaria para la vida universitaria aquella concepción, al menos con la amplitud que se le dio (quien dude al respecto sólo necesita hacer un breve estudio del contexto) pero, la ambigüedad de las leyes es capaz de justificar hasta el acto más atroz.

¿Qué ocurre pues en las comisuras del Alma Mater? La Casa que Vence la Sombra, no percibió un ente de dimensiones extraordinarias que penetró desde los cimientes contaminado todo el recinto, no se habla de otra cosa que de la política, ¡No queremos una universidad politizada! Esa es una de las consignas en pro de la Autonomía Universitaria, pero ¿No está politizada ya la universidad?

Uno y otro lado evoca razones en cuyo fondo sólo se percibe el olor a fritanga de ideologías rancias, que no aportan la novedad que requiere el estudiantado, el país y quizá el mundo. Es así, como un socialismo del siglo en curso lucha contra una suerte de liberalismo centro humanista, o como haya ideado el Creativo de la Agencia Publicitaria o Relacionista Público que, al estilo goebbeliano, conoce y practica (con la frialdad de un neurocirujano) incisiones en el cortex social.

Ha llegado la hora de regresar a las aulas, aulas en las que cuanto debe aguardar es el conocimiento, el crecimiento científico-humanista y no la acumulación de créditos en pro de una carrera lucrativa; las discusiones de fondo más que la superficialidad del discurso; los grupos de extensión antes que las toldas de nocivo partidismo barato y la necesidad de un debate, uno que no tenga demarcadas las fronteras que antes se colocaron al mundo, por intereses monárquicos, no es posible que la Universidad Central de Venezuela se convierta en una suerte de Torre de Babel, en donde no es posible entendernos, porque aún manejando el mismo idioma, la ceguera, producto de la idea de posesión de la verdad, ocasiona que desconozcamos que en el otro reside parte de sí mismo.

Hoy comienzan las clases, espero no llegar tarde.